Casa de Mateo Nuevas

La Casa de Mateo de Nuevas (Logroño, 1687 – †¿?), secretario honorario del secreto de la Inquisición de Logroño, se sitúa en el Camino de Santiago, en la intersección de las calles Barriocepo y Travesía de Excuevas.
El edificio antiguo, herencia de su padre Juan Mateo de Nuevas, fue su residencia. Todo apunta a que Mateo era comerciante, llegando a abrir una tienda en compañía de Fernando de Gradi en Méjico, donde residía en 1728. Poco se sabe de los géneros que vendía, pero parece que uno de ellos fue el vino, pues en 1740 Mateo arrendó una de las dos casas que poseía en la calle Mayor de Logroño, reservándose el uso de la bodega, los beleces y el portal para la venta de vinos. En 1733, tres años después de volver de Méjico, inició los trámites para ingresar como oficial del Tribunal de la Inquisición de Logroño.
Tras su admisión en esta institución, el 16 de diciembre de 1739 consiguió el título de secretario honorario del secreto, sin sueldo ni ejercicio. Con este cargo, que no le aportaba retribución económica alguna, Mateo logró no solo distinción en la sociedad de su época, sino engrosar la lista de los familiares pertenecientes a la Inquisición.
La antigua edificación, ante el estado de ruina que presentaba, tuvo que rehacerse completamente, integrando en la nueva obra los restos más destacables. En la fachada se puede observar la rejería de hierro de los antepechos de los balcones y el alero de madera tallada, formado por cabezas de vigas con roleos de hojas de acanto, que siguen modelos muy utilizados a finales del siglo XVII y durante el siglo XVIII.
Las vigas tenían un segundo orden de roleos que fue recortado en 1885, hecho habitual en Logroño a finales del siglo XIX para mejorar la salubridad, aumentando la luminosidad y la ventilación, y el tránsito por las calles.
Ya en el interior, en la planta baja, se conservan tres pilares de sección cuadrada con esquinas ochavadas, de piedra arenisca. En estos se pueden ver las ménsulas y mechinales que sirvieron para recibir las vigas de los forjados de los suelos y los andamios durante la construcción. Hacia el norte, se encuentran los restos de la planta vinificadora, descubierta durante los trabajos arqueológicos. Se compone de dos lagares (donde se depositaba la uva), dos entremis (o bases de las cestas donde se prensaba la uva) y dos depósitos (donde vertía el mosto de los lagares y la prensa), realizados en piedra arenisca.
Para el prensado, se usó una prensa vertical de madera, formada por dos vigas verticales sobre las que apoyaba un puente en el que encajaban los dos husillos que presionaban el orujo. Los husillos se movían de forma manual con una palanqueta metálica, también conservada. Este tipo de prensa fue utilizada durante los siglos XVII y XVIII. La bodega de esta casa se documenta ya en 1681, siendo su propietario Juan Mateo de Nuevas, padre de Mateo.
Desde esta fecha hasta 1761 albergó entre seis y ocho cubas, algunas de las cuales se arrendaron en ocasiones a otros vecinos. La producción de vino varió a lo largo de estos ochenta años entre las 969 cántaras (15.504 litros aprox.) de vino blanco registradas en 1681 y las 1.500 (24.000 litros aprox.) declaradas en 1751 en el Catastro del Marqués de la Ensenada.
En el tránsito de acceso a la caja de escaleras se encuentra el fuste de una columna toscana con su capitel, apoyada en un dado decorado con molduras y rosetas en tres de sus frentes. Este tipo de piezas se pueden ver en construcciones del siglo XVI. Ambos descansan sobre una pieza cuadrada cajeada, que podría ser un escalón reaprovechado y son un claro ejemplo de reutilización de elementos antiguos en la construcción de edificios.
En la caja de escaleras, se recolocaron los restos de pintura mural de la antigua casa, tras ser restaurados. El conjunto mayor se conserva en la bóveda que cierra las escaleras y en los muros que la sustentan. La clave de la bóveda se decora con un escudo circular de la Inquisición, enmarcado por una cenefa de motivos geométricos.
En él se representa una cruz de nudos (alegoría del árbol de la vida y de la salvación del hombre), una rama de olivo (símbolo de la redención de los herejes arrepentidos) y una espada (representación del trato que recibirían los herejes persistentes). Bajo el escudo sobresalen los extremos de una cruz flordelisada en tonos blanco y negro, colores de la orden dominicana, de la que es emblema. No es extraño ver el escudo de la Inquisición junto a la insignia de los dominicos, por las relaciones que mantenían. La bóveda y los muros se decoran