1. Concatedral de Santa María de la Redonda
La Concatedral de Santa María de la Redonda se encuentra en pleno corazón del casco antiguo logroñés, enclavada entre las calles Portales y Caballerías y la Plaza del Mercado. Se levanta sobre una primitiva iglesia románica que en 1435 adquirió el rango de Colegiata, al fusionarse con la de San Martín de Albelda. Tal vez este hecho, unido al desarrollo económico y demográfico que iba adquiriendo la ciudad, influyó en la decisión de realizar un nuevo templo. La iglesia es una obra del siglo XVI, con numerosas reformas en el XVII, momento en que se amplía la cabecera, y en el XVIII, añadiendo a los pies la capilla de los Ángeles, la portada oeste y las torres, lo que le da al exterior un aspecto puramente barroco.
La parte más antigua la conforma el cuerpo central. Es una iglesia de planta de salón, con tres naves de igual altura, separadas por grandes columnas y cubiertas con bóvedas de crucería estrellada y de terceletes. En los laterales se abren capillas entre los contrafuertes. El ábside central es ochavado, habiendo desaparecido los laterales al abrir la girola. La construcción del templo se inició a comienzos del XVI y responde a un modelo muy extendido en el norte de España.
El retablo mayor consta de una gran calle central con relieve de la Genealogía de Cristo, dos laterales con imágenes de San Pedro y San Pablo y remate en ático con Cristo crucificado. Según la inscripción del banco, esta obra fue ejecutada entre 1684 y 1688. La Virgen que corona la calle central es una imagen hispano-flamenca de finales del siglo XV o comienzo del XVI.